septiembre 19, 2024

Kia Sportage: Se pone a la delantera

Resulta que este modelo, del que ahora vemos la segunda fase de la cuarta generación, tiene mejoras importantes que se ven y se sienten, siendo que prácticamente es la misma plataforma, con mínimos cambios en la carrocería y muy destacadas mejoras en la óptica de las luces exteriores y otras decoraciones. Por lo demás, en el interior se deja sentir más la intención de mejorar, con algunas superficies con texturas enriquecidas, cambios en el sistema de infoentretenimiento y un sonido, en las versiones más altas, muy destacable.

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Para empezar, La parrilla se modificó, ahora es más estilizada; las luces de niebla pasan de articular cuatro unidades a una sola, los faros led tienen un nuevo emplazamiento, la fascia es de nuevo diseño, las luces traseras también presentan nueva configuración. En la parte posterior se tiene un nuevo trazo además de un inserto cromado. Estrena diseño de rines.

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El coeficiente aerodinámico Cx de 0.33 no varía con los cambios en el diseño exterior. Tampoco sus dimensiones: 4.485 mm de longitud, 1.855 mm de anchura y 1.645 mm de altura, con una distancia entre ejes de 2.670 mm. La versión GT Line es 10 mm más larga, hasta 4.495 mm, debido a su paragolpes específico.

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En el interior, se tiene un nuevo diseño del panel delantero, nuevo diseño de botones en el volante, pantallas de 7 y 8 pulgadas, mejor flujo de las salidas de aire, lo mismo que nueva botonería para los accesorios. Se añade, en las versiones altas, cargador inalámbrico. Entre lo que más destaca también es el hecho de que adquirió, para el sistema de audio, un software Arkamys, que representa todo un salto en la entrega de sonido, ya que mejora la claridad de la música, crea una experiencia envolvente y optimiza el reparto de la señal para todos los ocupantes.

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El tren de potencia se puede elegir entre uno de 2.0 litros con 153bhp y 142 libras-pie de torque y otro de 2.4 litros con 181bhp y 175 libras-pie de torque. Ambos van acoplados una una transmisión automática de seis velocidades. En un primer contacto que tuve con la versión GT Line di cuenta de que el tren de potencia de la versión de 2.4 litros es muy competente. Reacciona con relativa fluidez sin sobresaltos extremos cuando se le solicitan acciones inmediatas y en condiciones normales de carretera es de lo más progresivo. Sólo en caminos muy sinuosos y angostos hay que ayudar a la transmisión tomando acción con el mando manual secuencial, para poder estar a las necesidades, ya que a veces la transmisión se queda como si estuviera pensando que hacer en ese tipo de recorridos.

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Este motor, el de 2.4 litros es un poco más responsivo que el otro, el aceptablemente elástico y tiene un consumo promedio para este tipo de vehículos, pero en las versiones con el Start/Stop mejora un tanto. Me gustó el leve rugido que hace y en carreteras anchas con rectas cortas y medianas, así como en curvas no tan cerradas es muy fácil de dosificar, en modo manual secuencial de la transmisión.

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Los frenos, que son de disco en las cuatro ruedas, con ABS, se desempeñan a la altura de las necesidades y a este respecto se tiene que resaltar que, en las versiones más altas, se dispone de un sistema que frena automáticamente, en caso de que el conductor no haya detectado a tiempo la situación de emergencia. Este sistema pone un paso adelante a Sportage en cuanto a seguridad en el segmento porque, al momento de ser presentada, sólo estaba disponible en modelos de igual tamaño, pero del segmento Premium. Este sistema se denomina ADAS (Sistemas avanzados de asistencia al conductor), que se complementa con asistente para mantener el carril y control de velocidad con distancia de separación automática con respecto al vehículo precedente. Por lo demás, tiene control de estabilidad, asistente para subidas y bajadas y seis bolsas de aire.

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La dirección me pareció muy atinada para la mayoría de las necesidades, pero si va a salir a carretera, es mejor ir en el modo Deportivo ya que en el normal, a altas velocidades, la dirección se torma un poco ligera. En modo deportivo es un poco más directa pero reactiva, lo que proporciona un poco de emotividad al manejo y ese es otro de los puntos fuertes de esta Sportage.

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La Sportage que tenemos ahora tiene una suspensión independiente en los dos ejes, que no se modifica en la versión de 2019. Aunque proporciona un gran confort de marcha y capacidad de absorción sobre carreteras en mal estado, el chasis está ajustado para ofrecer una estabilidad intuitiva y ser divertido de conducir. Sin embargo, las versiones GT Line tienen su propio ajuste de la suspensión, que dota al Sportage de unas reacciones más ágiles y una suspensión ligeramente más firme, sin comprometer la estabilidad y el confort propios de este SUV.

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Lo anterior se nota de inmediato si comparamos las dos versiones de suspensión, la normal y la de la GT Line. Y me gusta mucho esta ultima porque aparte de todo demuestra mucho refinamiento en el andar, muy bien aislada y aporta mucho a la precisión del manejo. El ajuste de la suspensión del Sportage GT Line se ha probado y afinado en distintas carreteras europeas y se han tenido en cuenta las preferencias de los conductores europeos.

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Se trata de uno de los mejores productos que nos ha entregado Kia en lo que va de su corta vida en México, tanto por su desempeño, más preciso de lo que esperaba, así como cómodo, al menos la versión GT Line. Con sus seis versiones de equipamiento hay una para cada necesidad con precios desde 372,400 pesos y hasta 513,900 pesos.

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